"Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude." (Jeremías 20:9)

Las desiciones son serias, conforme la edad, la gravedad aumenta, ninguna está excento de cometer un error, pero solo uno es necesario para ser objeto de receptividad de toda la plenitud de la ira de Dios; La madurez, es algo sobreentendido y erróneamente explicado, pues se define de forma en la que la seriedad es hincapié de formalidad y caballerosidad, pero sin poseer una sola gota de esencia del carácter de Cristo, pero aunque todos obtenemos una definición en nuestras propias experiencias relacionadas a como interpretar la madurez, mi intención es ignorar todo conocimiento que ustedes piensen tener, pues aunque tengan años de vida, o mucho conocimiento, o muchas vivencias, ninguno de ellos es el precursor origen y fuente de poder para alcanzar la madurez.

"queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman." (1 Timoteo 1:7)

Cristo es el centro de toda enseñanza, ciertamente nada podemos hacer fuera de Él, y de la misma manera, nada podemos enseñar que no se trate de Él, pues hemos caído en las densas oscuridades del intelectualismo, donde lo que comenzó siendo un tesoro para reedescubrir la exposición bíblica y compartir de la mejor manera todo el consejo de Dios, se ha vuelto el veneno de varios púlpitos, pues ya no es necesario tener un llamado, sino sólo saber el método de homiletica, memorizar las expresiones correctas y palabras correctas, donde no es necesario pasar horas meditando un pasaje y rogando, no simplemente orando, sino suplicando, que Dios nos enseñe, como Felipe al Eunuco, somos nosotros los que vamos leyendo las Escrituras, pero gloriosa intervención divina, cuando Dios habla a sus hijos les pregunta: ¿Entiendes lo que lees?, cuando el velo de lo terrenal y físico, cuando lo perecedero de nuestras vidas se derrumban, y por un breve momento de entendimiento e iluminación divina, vemos las mas claras verdades no sólo para enseñar a otros, sino para poner en práctica, ¡Ya no tenemos siervos de Cristo así hoy en día!, seminaristas que hablan de cosas que no creen, ni piensan, ni se deleitan, ni les quebranta ver como a nadie le interesa escuchar el mensaje del Rey que los ha encomendado para anunciar el Evangelio de la reconciliación.

"Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo." (Gálatas 1:10)

Los que sirven a Dios por conciencia y no por llamado, los que lo siguen por las bendiciones que trae el ministerio, los que lo siguen predicando, para el reconocimiento propio, los que lo siguen sin ninguna convicción propia sino únicamente por obligación familiar, ¡Son una vergüenza para el ministerio!. La madurez en los hombres, ha abandonado por completo a las iglesias, pocos son los hombres maduros que quedan, y son llamados aguafiestas, aburridos, faltos de gozo, sin el Espíritu Santo, !Oh, que mayor consuelo es saber que de cada palabra ociosa seremos juzgados!

"Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad." (Proverbios 11:14)

La madurez es manifiesta cuando vemos a donde recurrimos en busca de consuelo y dirección, nuestras aflicciones y congojas del corazón, no pueden ser vendadas por los trapos de inmundicias de las buenas intenciones del hombre por medio de su estudio para comprender y ayudarlo a salir de esa necesidad espiritual: muerte. La dirección es necesaria para el hombre que quiera andar en madurez, pues entendemos que madurez, es portarte varonilmente, se hombre.

"Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos." (1 Corintios 16:13)

Ser maduro es saber en que dirección nos está llevando Dios, y tener la valentía para poder hacer frente y no desmayar ante el horno humeante, con aquel fuego abrasador que consume a todo aquel que quiera ser un siervo de Cristo, pues las llamas eternas de la santidad de Dios, son la purificación de todos sus santos.

En la multitud de consejeros hay seguridad, en las veladas, se encuentra la firmeza, y la fe cada vez se vuelve más y más grande, no para mover montañas, sino para mover el corazón de toda una nación al arrepentimiento genuino. Las Escrituras son la guía, y el camino, el sendero antiguo, por el cual nuestros padres, nuestro profetas, nuestros maestros, nuestro apóstoles, nuestro Señor Jesucristo hayo consuelo en medio de la gran aflicción en el Getsemaní.

"Si tu ley no hubiese sido mi delicia,Ya en mi aflicción hubiera perecido." (Salmos 119:92)

El hombre y la mujer que aspiran a la madurez, buena obra desean, pero es necesario que pasen por muchas tribulaciones ante de llegar a ser conforme a la imagen de Jesucristo, pues necesario que resistan a la tentación y venzan a la carne y al diablo, por medio no de azotes y golpes, sino por medio del Espíritu Santo en la oración. La madurez, como primer paso, para entrar en la práctica, es encontrar nuestro deleite en las Escrituras y aunque caigamos muertos, saber que no pereceremos, por que la esperanza del justo es vida eterna en abundancia, la resurrección, hermanos, la muerte no tiene la última palabra, Cristo si, y fueron: Consumado es...

"Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude." (Jeremías 20:9)

No podemos callarnos el intenso fuego del don de Dios que el ha puesto sobre nosotros, pues su santidad y su celo nos consume, no podría vivir ni un solo momento más sin poder amarle y confesar con mi boca que el es el Señor, como ministerio Yo Soy de Cristo por Siempre, les damos la bienvenida a nuestro regreso a la publicación de contenido Bíblico.