"Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mÃ, preso suyo, si no participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios" (2 Timoteo 1:8)
En medio de la tribulación, ¿Quién quiere oÃr a alguien que dice, deja de sufrir?, podrÃamos pensar que se trata de alguien antipático o posiblemente de alguien que no posee el amor de Dios, del cual tanto se alardea hoy en dÃa, pero ¿Cuáles fueron las palabras de Pablo a Timoteo?, "No te avergüences..."; recordemos que Timoteo estaba en un punto de la Historia, donde el ser seguidor de Jesucristo, realmente era de vida o muerte, muchos apostataron, porque nunca fueron realmente convertidos, muchos declinaron y deslizaron por la presión continua de la persecución; ¿No se han preguntado a ustedes mismos él por qué a los cristianos del Nuevo Testamento, los perseguÃan e incluso los mataban por profesar su Fe?, muchos dirán y responderán sabiamente, que son distintos tiempos, pero la misma Escritura, nos advirtió que vendrÃan tiempos peores de los que podemos observar aquÃ, ¿Entonces que es lo que está pasando?, ¿No acaso somos ovejas yendo al matadero?, lamentablemente, muchos no experimentan la persecución debido a su amistad con el mundo, muchos siguen con un pie en el mundo, y realmente no creen al 100% en Cristo; Los cristianos que encontramos hoy en dÃa, están más ocupados en poder obtener fama, ganar debates, enfrentar luchas sencillas en sus vidas personales y privadas (Y realmente no digo que esté mal luchar con nuestra vieja naturaleza, pero muchos solo se quedan enfocados en eso y dejan de hacer lo demás a lo cual fueron llamados y el que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es contado por pecado), que lamentablemente, ya no hay creyentes que hayan dejado todo, tomado su cruz, y seguir a Jesús, en lugar de eso, vemos a cristianos decir que no pueden dejar el mundo; Pero hay que ser consciente, un creyente sigue viviendo en un cuerpo carnal, y lo vemos en el ejemplo del Apóstol Pablo, donde:
"Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mÃ. Asà que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mÃ. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mÃ! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Asà que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado." (Romanos 7:19-25)
Volviendo al versÃculo inicial, ¿Por qué Pablo le dirÃa a Timoteo que no se avergüence de dar testimonio del Señor?, ¿Acaso no fue él, el amado discÃpulo de Pablo, aquel que tenÃa la sana y buena doctrina?, y sabiendo eso, creo que hemos llegado a un punto dentro de la Iglesia, donde muchos llegan a divinizar a seres humanos, llegando a pensar, que nunca caerán, que por el ministerio o lugar que ocupan en el cuerpo y obra de Cristo, creyendo que son inmunes al pecado... ¡Claro que no!, y pensar lo contrario, no es bÃblico; VersÃculos atrás vemos como Pablo le recuerda que:
"Porque no nos ha dado Dios espÃritu de cobardÃa, sino de poder, de amor y de dominio propio." (2 Timoteo 1:7)
Muchos rehúsan el predicar el evangelio, por temor a equivocarse, por temor a encontrarse a alguien que sepa como contra-argumentar su creencia, ¡El creyente moderno vive bajo temor de ser afligido sobre la base de su creencia! ¿Pero qué?, hoy en dÃa tenemos cristianos de años, no en sentido de edad, sino en sentido de tiempo profesando serlo, que no saben defender sus convicciones y verdades bÃblicas, recordemos que la Palabra de Dios dice:
"Si no santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros" (1 Pedro 3:15)
Claro está, que muchos, queriendo dar testimonio de la verdad, llegan a la imprudencia y a la falta de amor que no corresponde ni es coherente con alguien que buscar ser más como Cristo, ¡Cristianos que en lugar de ser misericordiosos, son jueces de las personas!, muchos por su falta de conocimiento, porque muchos:
"Queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman." (1 Timoteo 1:7)
Buscan convencer e incluso imponer el evangelio a las personas, ¡Recuerden que Cristo no vino a obligar a nadie a creer en Él, y nuestra labor no es hacer eso, sino solo aventar la semilla del evangelio, pero solo Dios es el que hace que resulte fruto, de una persona, por medio del evangelio predicado, y solo asÃ, Dios es glorificado por medio de nuestro ministerio...
¡Wow!, incluso, aparte de que Timoteo, ya estaba inmerso en esas tribulaciones, en esas persecuciones, Pablo le dice, "Timoteo, participa de las aflicciones", porque recuerden que es un honor, ser amedrentados en el nombre del Señor, pero no solamente por cualquier cosa, porque es cierto, ¡En la actualidad, muchos suponen sufrir persecución por entregar folletos con el evangelio, o con decir que son cristianos!, ¡Sufran como Pablo!, ¡Sufran como Timoteo!, por el Evangelio, pero el recordatorio, "Según el poder de Dios", esto no significa poder sobre natural como los milagros, sino que Timoteo tendrÃa sus fuerzas y firmeza en el poder de Dios.
"Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles." (2 Timoteo 1:9-11)
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