"Alabad a Dios en su santuario; Alabadle en la magnificencia de su firmamento. Alabadle por sus proezas; Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza. Alabadle a son de bocina; Alabadle con salterio y arpa. Alabadle con pandero y danza; Alabadle con cuerdas y flautas. Alabadle con címbalos resonantes; Alabadle con címbalos de júbilo. Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya." (Salmo 150:1-6)
Algo imprescindible en la vida de los Creyentes, es la alabanza continua a Dios, pero de manera equivocada, hemos creído que solo lo podemos hacer estando en la Iglesia, o solo cantando alabanzas, debido a su peculiar nombre, pero ¿Acaso Dios no manda a solo alabar en cierto lugar y momento adecuado?; Realmente, ya no vivimos como el antiguo pueblo de Israel, que iba a adorar a Dios en cierto lugar y momento oportuno durante el año, y en el templo, lugar donde ofrecían sus sacrificios; Pero cuidado debemos tener, para no caer en idolatría, en exaltar o resaltar nuestros talentos y dones, no hemos venido a este mundo a buscar la gloria propia, porque como la hierba somos, nada de lo que para ti sea o signifique un logro, realmente es o cause impacto en el Reino de Dios, más que buscar la Gloria de Dios; Humanamente, hemos querido expandir la alabanza a Dios, por medio de métodos carnales, aunque musicalmente no existe un estilo de música carnal, lo podemos diferenciar desde en la manera en que usamos la música, y algo curioso, es que nunca en la Historia de la humanidad, se le ha presentado a algún rey humano, música indecorosa, irrespetuosa, mediocre, sino siempre la solemne, la mejor, siempre queriendo entregar lo mejor; Pero en nuestros tiempos, vemos a cristianos con buenas intenciones, queriendo atraer a jóvenes, hombre y mujeres del mundo a la Iglesia, o que solo lleguen a escuchar el evangelio por medio de música usada secularmente, pero esto no es lo que nos pide el Señor, ¿Qué es lo que nos pide?, muchos han entrado a la Iglesia a ofrecer incienso extraño, y usan métodos carnales para atraer a carnales a la Iglesia, Hermano o hermana en Cristo, la Iglesia es del Señor, no estamos llamados a crear nuevos métodos para que el Evangelio sea más efectivo, el Evangelio por sí mismo es poder de Dios, para salvación.
Entendido esto, que no exclusivamente se alaba a Dios en la Iglesia, debemos reconocer que debemos alabar a Dios en la congregación, con nuestra vida y con todo lo que somos, porque si lugar a dudas, vemos a muchos hermanos apagados o que no cantan gozosos el día en donde todos los hermanos que con una misma Fe, y esperanza, esperan el día de la segunda venida del Señor, se notan apagados, fríos, apáticos, etc...
Alabad a Dios, es un acto de agradecimiento por lo que Él es, y por lo que Él hace, muchas veces solo nos quedamos con la segunda parte, si conociéramos una pequeña y diminuta parte de lo que en realidad es el Señor, o si lográramos ver como el profeta Isaías, la presencia del Señor, entenderíamos que lo que ofrecemos, en alabanza, es trapo de inmundicia delante de sus ojos; y es cierto, muchos cristianos buscan ofrecer la mejor alabanza a Dios, himnos que realmente combinan lo hermoso de la Escritura con lo hermoso de la Música, pero ni aun así podemos decir que esto es lo mejor que le podemos dar al Señor, recalco, esto no debe dar a ocasión de caer nuevas maneras de alabar con nuevas formas de lucir la vanagloria que hay en nuestro corazón con una nueva falsa espiritualidad de música instrumental de fondo para atraer a las emociones...
La mejor forma de alabar a Dios, es conociéndolo a Él, conociendo sus atributos, por la grandeza de su nombre, por su gracia inmerecida, de igual manera por lo bueno y misericordioso que Él ha sido con nosotros día tras día.
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