El tabaco es un vicio tan arraigado en la sociedad humana, que se ha convertido en el problema de salud número uno de la humanidad. En contraparte, la industria del tabaco es una de las que más dinero genera en todo el mundo. Por lo tanto la industria más productiva es también la más destructiva de la humanidad. Yo fui fumadora por doce años. Me fume una cajetilla diaria durante todo esos años. Los últimos dos años desarrolle un enfermedad que se llamaba asma. Esta enfermedad te cierra los bronquios y es imposible respirar... sientes que no entra aire a tus pulmones ni por la nariz, ni por la boca... sientes que unas garras invisibles te están oprimiendo el cuello y no puedes respirar. Si no recurres al ventolin que es la medicina de los asmáticos, puedes morir de un ataque de asma. Bueno, pues a mi me dio asma y aun asi, no podia dejar de fumar. Mi vicio era sumamente arraigado, y además era cuestión cultural. En el ambiente en el que me desenvolvia (el mundo de los artistas) era lo más normal que todos y todas fumaran. Yo no era la excepción. Un gran dia acepte a Jesucristo como mi único y suficiente salvador y las cosas en mi vida comenzaron a cambiar. Deje el tren de vida que llevaba, deje de frecuentar lugares y personas que habían dejado de ser atractivos para mi ya que Jesús me había tocado y por Él yo estaba dispuesta a dejar todo y a todos, menos el cigarro. Puesto que no podia, ni queria, yo misma me justificaba diciendome que ya lo dejaria algun dia, pero el momento no me habia llegado aun. Y así empecé a platicarles a algunas personas que Jesús había tocado mi corazón y cambiaba mi vida. Yo sabía que pensaban que era algo emocional y realmente no me creían. ¿Cómo puede Jesús amar a alguien que fuma como chimenea? Entonces yo no me veía a mi misma como un mal testimonio por que yo me justificaba diciendome a mi misma que yo conocía varios cristianos que fumaban, por lo tanto no estaba mal fumar. ¡Que equivocada estaba!. Un dia, llego una persona a la librería donde trabajaba, y me dijo: ¿Sabes? Yo soy cristiano, y fui pastor de una iglesia evangélica. Yo le conte a este señor, mientras encendía un cigarro, que yo también era cristiana y que había aceptado a Cristo como mi único y suficiente salvador. Este señor me dijo: mira, que bueno pero entonces, tienes que dejar de fumar. En ese momento este señor me cayó muy mal y me dije a mi misma que él era un fanático religioso. No da buen testimonio, por que tu cuerpo, que es el templo de Dios, está lleno de humo, y el Espíritu Santo no puede habitar en un cuerpo lleno de humo. Por lo tanto no puedes ser tocada y sanada, y cambiada desde adentro, porque tu misma lo estás impidiendo. Entonces apague mi cigarro y me dije que esperaría a que se fuera, para fumarme mi cigarro. Pero algo pasó en el mundo espiritual, porque desde ese momento, no me sentía a gusto cada vez que prendía un cigarro, algo me decía TIENES QUE DEJAR DE FUMAR. El problema era que no podía. Empecé a esconderme de mis hijos ya que la mayor me decía: mamá ya no fumes. Mi esposo, que tenía un poco más de tiempo de haber aceptado a Jesus tambien comenzo a reprenderme, y tambien a el se lo tomaba a mal. Mi necedad era tan grande. Algunas semanas después de haber hablado con aquel señor, estando en mi casa, regando los árboles (que eran mi pretexto para salir a fumar sin que nadie me dijera nada) prendí mi último cigarro. En este momento yo no sabia que este seria el ultimo cigarro de mi vida asi que comence a fumarlo muy quitada de la pena. De repente me redarguyo el espíritu y me dijo: DEBES DEJAR DE FUMAR. Inmediatamente después dije: NO PUEDO.
Despues recorde las palabras que estaban escritas en la pared de mi congregación "PORQUE NADA ES IMPOSIBLE PARA DIOS". Entonces, y solo hasta entonces , decidí humildemente reconocer que por mis fuerzas no podía y le dije a mi Dios: Padre celestial, tú sabes bien que quiero dejar de fumar, y también sabes que por mi misma no puedo, necesito que me ayudes, quiero dejar de fumar. Yo se que nada hay imposible para ti, te pido que me ayudes, en el nombre de Jesús. Esta oración la hice en voz alta, ya que estaba en el jardín y nadie me escuchaba. Entonces escuché claramente tira ese cigarro, lo tire y luego: Aplastalo con tu pie, pisalo, destruyelo, eso hice. Yo misma estaba sorprendida porque vi el cigarro y todavia no me fumaba ni una tercera parte parte de él, de manera que estaba casi completo, y yo nunca había tirado un cigarro completo. En ese momento comprendí que algo muy tremendo había pasado, pero no podía cantar victoria con una cajetilla completa esperándome dentro de mi casa. Como a las dos horas tome un cigarro y me fui al jardín. Lo prendí. Le fume una vez y se me revolvio el estomago, me dieron ganas de vomitar, fue una sensación espantosa, como si se me fuera a salir el estómago hacia arriba. Entonces lo tire al suelo, lo apague con mi pie, y me dí cuenta que no podría volver a fumar jamás. Entre a mi casa y vi la cajetilla ahí... tan impersonal, como si alguien que no fuera yo la hubiera dejado olvidada donde estaba. Decidí dejarla ahí, para probar mi nuevo poder de decir no al cigarro, todo el tiempo, cada dia.Y asi fue como hace dos años apague mi último cigarro. No cabe duda que somos más que victoriosos en Cristo Jesús, uno no puede apreciar la libertad que Jesucristo vino a traernos, hasta que comprendemos de donde nos saco. No podemos dar buen testimonio si nuestro cuerpo esta esclavizado por satanas, disfrazado de vicios. Si tu eres una nueva criatura, pero vienes arrastrando algún vicio, pon a prueba a tu Dios en esto: PÍDELE A ÉL, EN EL NOMBRE DE JESÚS, QUE ROMPA LAS CADENAS DEL VICIO, hazlo de corazón, sinceramente, y confía en su poder infinito sobre todas las cosas. JESUCRISTO VINO A LIBERAR A LOS CAUTIVOS, Y EN SU NOMBRE SOMOS MÁS QUE VICTORIOSOS. DIOS NECESITA A SU IGLESIA 100% ENTREGADA A ÉL, SIN VICIOS, LIMPIA, INTACHABLE, BLANCA COMO LA NIEVE. Vale la pena dejar de fumar, porque hermosa es la libertad que trae a nuestra vida Jesucristo, nuestro único y suficiente salvador.
VERSÍCULOS:
1 Corintios 6:19
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