Como jóvenes creyentes, siempre estaremos en una constante guerra, una guerra espiritual que no vemos, pero que si sentimos, una guerra que no es contra sangre ni carne sino contra potestades malignas, contra principados, contra huestes espirituales.
Todos los días estamos en una constante guerra, en la cual somos obviamente atacados por un enemigo que no se cansa, y que no se cansara hasta poder aniquilarnos, porque ese enemigo nada más nos quiere, destruir, matar y robar, y siempre está al acecho para ver en qué momento nos descuidamos para que nos pueda atacar.
Hoy en la actualidad, ya nadie entiende eso, el simple hecho de que estamos en medio de una guerra, donde no peleamos para ganar sino que peleamos para aguantar, para poder soportar cada una de esas batallas, solamente para esperar hasta el dia en que nuestro Señor Jesucristo vuelva otra vez; ya nadie se pone su armadura, y cada vez que es hora de pelear, pierden cada una de las guerras espirituales que tienen, y le echan la culpa a Dios, le dicen enojados que porque Él no los ayudó, que porque no mejor les evita cada una de esas batallas, que prefieren vivir una vida de rosas, donde nada más van el domingo a la iglesia, y nada mas ese dia son cristianos, nada mas ese dia se ponen su disfraz de cristiano, pero todo la semana son gente cualquiera, que en todo momento esta dejando morir su vida espiritual, pero no se dan cuenta que están muriendo porque nunca supieron que es lo que es verdaderamente estar vivos.
Las tentaciones no descansan, así que dime, porque nosotros los creyentes, si nos cansamos, debemos estar el doble de preparados, para cualquier emboscada que nos tenga el enemigo, siempre va a querer destruirnos, no hay que jugar con fuego porque nos vamos a quemar.
Uno como joven, no entiende ciertas cosas, como podría ser, ¿Porque no puedo dejar de pecar? ¿Porque Dios no me ayuda? ¿Siento que Dios me ha dejado solo? ¿No se que hacer?, todo eso viene porque aún no estamos firmes en nuestra convicción, porque aún no estamos listos para estar en una batalla, aún estamos en un campo de entrenamiento, pero lamentablemente al enemigo no le importan las edades, el mata solamente, el solo devora, destruye y roba, no le interesa quien eres, pero va enfocadamente su ataque especialmente a aquellos que sí están listos para defenderse, para aquellos que no están dispuestos a perder una batalla, sino que gritan con voz de jubilo ¡Dios esta conmigo! y ven cómo Dios obra en sus vidas, ven como Dios va cambiando su corazón, ven como esas batallas que antes perdían ahora las ganan, pero ahora reconocen que no era por la fuerza de voluntad que tenían, sino que solamente era cuestión de dejar que Dios tomara el control de todo.
Si claro, ya somos jovenes creyentes, ya podemos descansar y estar confiados de que Dios nos guardará, que nos librara del valle de sombra y de muerte, pero no por eso vas a ir a la guerra sin armadura, porque ser cristiano no es póliza ni garantía de que dejaras de tener tentaciones, ser cristiano te garantiza que en cada segundo tu Fe sera probada y no te llegaran tentaciones más fuertes de las que tu puedas superar, sino que toda tentación que te llega viene juntamente con su salida, y son bienaventurados aquellos que aguantaron la tentación porque la corona de la vida será para ellos.
No digas que Dios te tentó, porque Dios no tienta, si claro, el crea tanto la luz como las tinieblas, pero Dios no tienta, él prueba a sus Hijos, y si verdaderamente eres un Hijo de Dios, debes saber que somos soldados que debemos estar listos para la guerra de todos los días, seamos sal y luz como Dios nos mandó hacer en este mundo.
No descuides tu mente, no descuides tu corazón, no bajes la guardia, no dejes de prepararte, no sabes cuando Dios te probara, y no sabes cuando el enemigo te atacara, asi que siempre estate listo, y siempre confia en Dios.
VERSÍCULOS:
1 Corintios 10:13
Santiago 1:12
Proverbios 6:28
Mateo 26:41
Marcos 7:20-23
Santiago 1:13
Salmos 38:9
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